lunes, agosto 23, 2010

Lo siento Carmeluchi

Hoy me he despedido de mi vespa (bueno de Carmen), veinte añitos siendo fiel, veinte como un centauro motero, en Lebrija catorce años en Ayamonte el resto, de casa al instituto, del instituto a casa, a llevar a Kiki a ballet a Tete a la cantera de los antonianos y de vuelta a casa. Mis alumnos adivinaban cuando venia por el ruido característico de “mi vespa" y aquí en Ayamonte la misma rutina.

Tropecientos kilómetros en la vespa, y lo típico en mi, desmonta moto, monta moto, cambios de embrague, pinchazos, tres veces se gripo y tres veces volvió a rutear las calles como ave fénix, resurgiendo de sus averías.

Pero llego su hora, y la falta de tiempo y recursos, porque una clásica es lo que necesita tiempo y recursos para poder mantenerla. Ya renqueaba en las cuestas y en Ayamonte hay unas cuantas, cada vez tenía menos fuerza, y no ha habido más remedio que sustituirla, todo lo que deseo es que la nueva se porte como nuestra vespa y sea capaz de alcanzar las metas que alcanzo ella, y que al menos de veinte años pueda volver a escribir en el blog alabándola como hice con la vespa.

Adiós, culona, hasta siempre




3 comentarios:

Buly dijo...

¿Ni "mejoda" ni "mejodadá"?.
¿Es que está "muetta", "muetta"?.
Dínos el parte final, por si le buscamos un "curandero" aquí en Dos Hermanas tenemos uno.
Lo siento de todos modos.
Buly

fernando j. gómez rosa dijo...

Dificil de mejorar, las vespas nos han llevado a muchos, a muchisimos sitios, y nos trajeron de vuelta...

Anónimo dijo...

espero que la nueva sea vespa,de todas formas no la des por muerta por que el curandero de dos hermanas es muy bueno, aunque mi moto tuvo una historia con el muy curiosa, brindo a mi padre que cuente la historia...
NONO